Rodolfo Guzmán Huerta,
mejor conocido como: SANTO, EL ENMASCARADO DE PLATA
Por Patricia Padilla/Luis Felipe López Monroy Nacido
el 23 de septiembre de 1917 en Tulancingo Hidalgo, hijo de
Jesús Guzmán Campuzano y Josefina Guzmán Huerta Márquez, fue el
quinto de siete hijos. Su familia en búsqueda de nuevos horizontes para
sus hijos decidió emigrar de Tulancingo a la Ciudad de México D.F en los
años de 1920 asentándose cerca del jardín del Carmen en el barrio de
Tepito. En
este lugar el comienza su despertar y su inclinación hacia la práctica
deportiva en especial de algunos deportes como el béisbol y el fútbol
americano, sin embargo existía
un deporte que en extremo captaba su atención: La Lucha
y comienza a aprender la disciplina de el jiu-jitsu y posteriormente la lucha grecorromana disciplina
que lo hace entusiasmarse por la lucha libre. Fue hasta los años 30´s
que se hace evidente su interés por la práctica de la Lucha libre.
Basados en algunos carteles de la época se dice que Rodolfo inicia su
carrera el 28 de junio de 1934 en la Arena Peralvillo Cozumel, aunque la
Empresa Mexicana de Lucha Libre (EMLL), asegura que fue en el Deportivo
Islas de la colonia Guerrero en 1935. No
es sino en la arena Pachuca que el entonces también luchador Jack O´Brien
vio el estilo luchístico de Rodolfo quien en ese tiempo se hacia llamar
“Rudy Guzmán” y lo recomendó con Jesús Lomelí instructor de la
EMLL, quien lo trajo de nuevo a la Capital, por increíble que parezca en
sus inicios su carrera no fue para nada exitosa y no es que fuera mal
luchador simplemente no atraía la atención del público aficionado,
situación que lo orilla a enmascararse y darle vida a un nuevo personaje
cuyo nombre seria aludiendo a un color
que definitivamente no se acercaría en nada a lo que seria la
representación final de este gran ídolo de multitudes pues se hizo
llamar “ El Hombre Rojo”. Durante
este periodo tenia que luchar casi a diario por diferentes rumbos de la
Ciudad, así como dedicarse a diferentes oficios como la carpintería, la
pintura de brocha gorda, y la mecánica para poder ganarse su sustento. Con
su trabajo y disciplina diaria consigue ingresar a la EMLL en el año de
1936 creyendo entrar por la puesta grande, pues en su presentación
obtiene su primer triunfo en la Arena México; desafortunadamente pierde
sus dos combates siguientes, repitiendo nuevamente la historia de pasar
como un luchador sin pena ni
gloria y teniendo una nula aceptación del publico es entonces cuando en
noviembre de ese año decide dejar la EMLL. A la par de estos hechos Lomelí,
decide también dejar la EMLL y formar su propio espectáculo luchístico
y decide llamar a El Hombre Rojo para que formara parte de este, es así
como se reencuentra con el hombre que lo había apoyado en sus inicios. A
la par de su afán por ser un gran luchador comienza otro tipo de lucha,
la lucha contra la aceptación popular, y el conseguir fama y fortuna, es
entonces cuando Rodolfo decide adoptar una nueva mascara e identidad y se
haría llamar : “El Murciélago II” con lo cual aprovechaba un poco la
fama de Jesús “El Murciélago“ Velásquez, pero al dueño del nombre
no le hace la mínima gracia esta situación y apela a las autoridades de
la Comisión de Box y Lucha, con el fin de que el poco conocido luchador
dejara de ocupar el nombre. Rodolfo pierde otra lucha una de las mas difíciles
de su vida pues no solo pierde el nombre que le había ayudado a conseguir
un poco de fama, tiene una perdida mas importante, la perdida de uno de
los pilares de su vida, de su familia: su padre, don Jesús Guzmán
Campuzano fallece dejando a Rodolfo sin ánimos y sintiendo sus sueños
tirados por la borda. Es
así como transcurre algún tiempo llegando a la década de los 40´s en
donde a sus principios Rodolfo contrae nupcias con María de los Ángeles
Rodríguez Montaño con quien procreo diez hijos entre los que se
encuentra el ahora sucesor de nuestro Enmascarado de Plata mejor conocido
como El Hijo del Santo. En
esta década es también cuando el y Lomelí regresan a la EMLL. Y es aquí
como y cuando comienza la leyenda. Don
Jesús Lomelí ya tenia planeado un nuevo equipo para Rodolfo, uno
completamente plateado y al que debían elegirle un nombre acorde con lo
que representaba el tan lucidor color, fueron tres lo principales nombres
entre los que se debía de elegir y en el cual depositar toda la confianza
y los sueños de fama fortuna y aceptación del publico, pues con el
talento y la calidad luchística ya
se contaba y era nata de Rodolfo, los nombres fueron: El Santo, El Diablo
y El Ángel. Rodolfo se decide por el primero de ellos EL SANTO sin
imaginar siquiera lo que mas adelante representaría para el y para ese
publico que tanto deseaba conquistar. Es entonces cuando se pone a
confeccionar su equipo que en este principio era sumamente humilde y cuya
mascara al principio era un verdadero suplicio pues estaba confeccionada
con piel de cochino y la hacia ser un verdadero horno. Por
fin el 26 de julio de 1942 Rodolfo Guzmán Huerta hace su debut en la
Arena México como EL SANTO, debut con consecuencias inesperadas: en la
lucha se enfrentaría con El Lobo Negro luchador que lo dominaba
ampliamente en la lucha, tal vez la desesperación y el afán por
sobresalir y por fin lograr algo con su carrera de luchador Rodolfo pierde
el control, pues al sentirse completamente dominado por El Lobo Negro,
nuestro Santo opta por la violencia y comienza a cometer una serie de
foules contra su oponente, situación ante la cual el réferi trata de
poner remedio, intervenir e impedirlo, pero lo único que consiguió fue
que El Santo le destrozara la camisola, y ante este ataque huracanado del
rudo debutante y no pudiendo contenerlo decide descalificarlo. En
nuestro país y hasta ese momento nunca nadie había sido
descalificado por lo que el público quedo impresionado y admirado del
nuevo rudo. Fue
entonces cuando todos aquellos sueños que Rodolfo ya había dejado de
lado surgieron de nuevo y deseaba fervientemente ser el campeón de cada
una de las categorías del pancracio y también agradar al público que ya
pagaba por verlo luchar. El
16 de agosto de 1942, en la vieja Arena México El Santo reflexiona sobre
el valor de su mascara después de enfrentarse a uno de sus rivales mas
encarnizados:”Bobby” Bonales “La Maravilla Moreliana” y es cuando
se propone dicho por el mismo “ME PROPUSE CONSERVAR MI MASCARA CONTRA
VIENTO Y MAREA, PUES ERA LA MÁXIMA EXPRESIÓN DE MI PERSONALIDAD, EL SÍMBOLO
PERFECTO DEL MISTERIO QUE PODRÍA RODEAR MI FIGURA EN EL
ENCORDADO”. Vendría
un año mas tarde un enfrentamiento deseado una revancha mas allá del
plano competitivo la revancha contra una lucha perdida en un escritorio:
La lucha contra el “Murciélago” Velásquez, aquel hombre que no le
había permitido enmascararse como el “murciélago II”, el desquite
estaba en sus propias manos. El murciélago era el monarca nacional de
peso medio, monarquía hecha pedazos por el Enmascarado de Plata, el
triunfo fue suyo y la deuda cobrada. Después
de esto vendría un triunfo tras otro y para tratar con el Enmascarado de
plata había que respetar las reglas del juego que el mismo proponía
mediante la frase “Nadie hay detrás del enmascarado. Todos y ninguno a
la vez”. Nadie pudo frenar su carrera hacia la cumbre, se convirtió en
el mejor peso Welter, en Campeón Nacional de esta división y después
Campeón Nacional de peso Medio, no había quien pudiera ganarle. En
abril de 1943 se inaugura uno de los principales centros luchísticos del
país, mandado construir por Don Salvador Lutteroth: La Arena Coliseo,
pero dicho evento tenia que ser digno de la apertura de este inmueble,
tenia que ser una lucha sensacional, y eligió a un verdadero maestro, al
máximo ídolo de aquel entonces, Carlos “El Tarzan” López, y quien
debería de enfrentarse contra el novato que estaba causando sensación,
el rudo mas odiado: “El Santo”. Esta lucha fue la primera gran
frustración de el Enmascarado de Plata, pues estaba el Campeonato Mundial
de Peso Medio en juego y que poseía “el Tarzan” López y el cual
retuvo con un contundente dos al hilo.
Este hecho hizo que el Santo quien ya pensaba estar en la cúspide
pusiera los pies en el suelo, sufría a sus 26 años la mas escandalosa
derrota de su carrera y no bastando esto el 11 de junio del mismo año
pierde el Campeonato Nacional de Peso Medio en manos de “Bobby”
Bonales. A
finales de 1943, El Santo enfrentó a Jack Blomfiel y durante el segundo
asalto del combate, este último logró quitarle la máscara, pero para su
sorpresa debajo de aquella ¡había otra! El Plateado preservó así el
misterio de su identidad y se abalanzó sobre su rival, con lo cual sólo
consiguió que lo descalificaran. Vinieron
después sucesos difíciles para el Santo como pasar por la cárcel por
golpear a “Dientes” Hernández y a dos de sus fanáticos, y un
accidente automovilístico que casi le cuesta la vida. Después de esta
mala racha, obtuvo una gran victoria quitándole la cabellera a Jack O´Brien.
Poco después recuperaría el Campeonato Nacional de Peso Medio, venciendo
a “Bobby” Bonales. A
mediados de 1944, "Gori" Guerrero busca al Santo y le propone
ser su pareja. Éste lo acepta, pero sólo en el interior de la República,
ya que el originario de Guadalajara aún no era conocido en la capital y
El Santo era de nuevo Campeón Nacional de Peso Medio. Sin embargo, la
brutalidad de Salvador Guerrero a hacer ruido y pronto se gana apelativos
como el ave de las Tempestades y El Chacal. Eran tiempos de rudos
bestiales, como León Kirilenko "El Ruso Loco", único luchador
en la historia cuyo sadismo provocó que el publico le arrojara excremento
la noche de su debut. Llego
entonces el triunfo tan esperado, su máximo trofeo, la mascara de Black
Shadow, quien se jactaba de querer tener la satisfacción de descubrir el
rostro de a quien llamaba “campeoncito antipático”
y de una vez por todas descubrir la ridiculez que encerraba El
santo tras su mascara plateada; El hombre de goma como se le conocía,
llevaba cinco años en los cuadriláteros, hacía pareja con Blue Demon,
ya que decían ser hermanos (aunque en realidad sólo eran compadres), y
era famoso por sus topes suicidas. Entre El Santo y él había surgido una
rivalidad a muerte. Ambos se jugarían las máscaras y la reputación de
la recién dividida EMLL. No sólo se zafó de la llave, sino que trató de aplicar una media tapatía al ídolo, quien correspondió con una palanca al brazo para después caer enredados en un doble medio cangrejo. Pocos testigos sobreviven de aquel final: El Santo esquiva un tope mortal de Shadow cuyo destino es hacia fuera del encordado. De regreso El Enmascarado de Plata lo recibe con unas tijeras a la cabeza, le acomoda una patada entre las piernas y lo somete definitivamente con una rana. El réferi Rubén Blancarte levanta la mano del Santo mientras dice que el nombre del encapuchado Black Shadow es Alejandro Cruz Ortiz, éste se quita la máscara pero no se la entrega al Santo, sino que huye con ella hacia los vestidores ante la sorpresa de todos. Blue Demon llegó al vestidor y le dijo que ya se la diera, porque la prensa se le echaría encima, por lo que sólo entonces mandó otra máscara al Santo. Dolido por la muerte de su compadre (Black Shadow) Blue Demon se
enfrenta al Santo y lo vence en dos caídas al hilo. Esa fue la segunda
gran humillación que sufrió El Santo, pero también fue la última,
porque nadie volvió a ganarle en mano a mano en dos caídas al hilo. El
primer boom de la lucha libre se dio en la última etapa de Miguel Alemán,
sobre todo por las transmisiones de las
lucha por televisión, suspendidas en 1954; En esos años José G. Cruz
comenzó a publicar su exitosa historieta del Santo y éste por su parte
se ganó la devoción de buena parte del público al haber vengado algunas
afrentas al orgullo nacional , como cuando derrotó a Sugi Sito en 1954 al
ganarle el Campeonato Mundial Medio y de paso vengar a "Tarzan"
López; o cuando conquistó para México el cetro mundial welter de la NWA
ante Peter Pancoff, triunfo que lo hizo salir en hombros de la arena. Todo
México quería ver al Santo. Era tanta la demanda por verlo, que en
varias ocasiones el enmascarado aparecía programado el mismo día y a la
misma hora en dos arenas distintas, lo que significaba la aparición de
algunos clones del Santo que aprovechaban el uso de la máscara para
hacerse de dinero en pequeñas arenas del interior de la República.
Rodolfo Guzmán comenzó a hacer su fortuna en esos años, pero también
luchaba por un refresco y un plato de comida. Su gran sencillez y la
manera obsesiva con que protegía su verdadero rostro, lo acompañarían
hasta el día de su muerte. Para
finales de los años 50, Fernando Osés, luchador y actor, invitó al
Plateado a trabajar en el cine, y aunque al Santo no le interesaba dejar
el cuadrilátero por el set, aceptó. Fernando Osés y Enrique Zambrano
escribieron las dos primeras cintas del enmascarado: Santo contra el
Cerebro del Mal y Santo contra los hombres infernales, ambas de 1958 y
dirigidas por Joselito Rodríguez. Con estos filmes, el ídolo de la lucha
inició su carrera en el cine, y con el transcurso del tiempo las ofertas
se sucedían una tras otra, porque su presencia representaba un éxito
rotundo en taquilla. Veinte
años después de que naciera como un rudo bestial, el 5 de julio de 1962,
El Santo luchó como técnico por primera vez acompañado por Henry
Pilusso, contra los Hermanos Espanto. Semanas atrás la alineación era
exactamente al revés: El Santo luchaba del lado de los Espanto, mientras
que Pilusso conformaba una terna con el Rayo de Jalisco y Rito Romero. Sus
compañeros traicionaron al Enmascarado de Plata y Pilusso entró en su
ayuda. Había llegado el momento de administrar el cariño del público;
ya no era necesario ser el malo y violento de la historia. La fama que había
alcanzado El Santo entre los niños, gracias a las historietas de José G.
Cruz y a sus primeras películas, lo había renovado por completo. Desde
entonces El Plateado nunca dudó de su condición de héroe, los niños se
le acercaban cuando subía al ring y le pedían autógrafos; él los
cargaba y se retrataba con ellos. Luego los bajaba cariñosamente, les
daba un beso paternal y comenzaba la lucha. La rivalidad con los Hermanos
Espanto culminó con una lucha de máscaras contra el Espanto I, celebrada
el 30 de noviembre de 1963 y recordada como una de las más sangrientas en
la historia de la lucha libre de México. Tanto que al terminar ésta, El
Santo semiinconsciente, con la máscara totalmente desgarrada y teñida de
rojo, le preguntó al legendario aficionado don Erasto García, quién había
ganado. "Usted Profe", le dijo y lo ayudó a llegar al vestidor. El
Santo filmó 24 películas taquilleras en las que alternó lo mismo con
Blue Demon que con Gaspar Henaine "Capulina", al tiempo que en
los cuadriláteros ganó el nacional de peso medio al derrotar a Karloff
Lagarde; el nacional de peso semicompleto ante El Espanto I; el mundial de
peso medio ante René Guajardo, y durante tres años fue campeón nacional
de parejas junto al Rayo de Jalisco. El
Plateado vive los setenta en la más alta gloria, pero ya no como el gran
rival mano a mano que era. Su fuerza había mermado y tenía 60 años
aproximadamente. Aun así, en 1975, El Santo, Mil Máscaras y El Solitario
fueron declarados el mejor trío del año. En 1977 la Empresa Mexicana de
Lucha Libre sufrió una ruptura entre sus elementos. El Plateado culminó
su relación con la familia Lutteroth y, al igual que El Solitario,
Tinieblas, Los Villanos y Mil Máscaras, se fue al bando de los
‘independientes’. Con ellos, en el Toreo de Cuatro Caminos escenificó
los últimos combates de su vida. Rodolfo Guzmán seguía luchando pero
comenzaba a pensar en su retiro. Ya había sufrido un infarto al miocardio
y el médico Horacio Ramírez lo apremiaba a tomar la decisión del
retiro. Hubo tres despedidas oficiales: la primera, en el Palacio de los
Deportes. La segunda, en la Arena México. La definitiva en el Toreo de
Cuatro Caminos el 12 de Septiembre de 1982. Se reunió de nuevo con sus
grandes amigos: "Gori" Guerrero, "Huracán" Ramírez y
El Solitario, para enfrentar a la cuarteta integrada por El Texano, El
Signo, El "Negro" Navarro y El "Perro" Aguayo, su último
gran rival. Los rudos fueron descalificados por exceso de rudeza. Querían
darle la despedida que se merecían y se ensañaron con él. No era para
menos; en 50 años, había participado en más de 10 mil combates, había
rapado y desenmascarado a decenas de luchadores que trataron de ponerse a
su nivel, había ganado todos los campeonatos posibles, había visto el
nacimiento y derrumbe de cientos de luchadores y seguía ahí, como un rey
viviente, resistiendo la vida y la lucha, que para él eran una sola
batalla larga y misteriosa pero con, límite de tiempo. Al
retirarse El Santo de las arenas luchísticas, se dedicó a la producción
se sus propias películas y trabajando como escapista al lado del mago Yeo
en el Teatro Blanquita. Aun en las giras teatrales era celoso de su incógnita,
nunca se quitaba la máscara; para comer usaba una tapa mas abierta. El
Santo supo que estaba desahuciado. No le bastaban sus actos de escapismo
ni el efusivo amor que le demostraban sus hijos y seguidores para saciar
sus ansias de vivir. Cuando vio al menor de sus vástagos usar su máscara
y subir a un encordado, no pudo contener el llanto; la vida que había
sido tan pródiga con él le comenzaba a dar la espalda. Semanas antes de
morir sorprendió al público cuando descubrió su rostro en el programa
Contrapunto, conducido por Jacobo Zabludowsky. Esa fue quizá una señal
premonitoria del próximo final de su vida. Ya no tenía sentido conservar
en secreto lo que el tiempo se encargaría de hacer polvo. Cuando lo
enterraron llevaba puesta su máscara; la convirtió en su propio rostro. El
5 de Febrero de 1984 al concluir una presentación se sintió agotado y en
su camerino se acostó para reposar. Pero la muerte lo aguardaba y fue
trasladado de urgencia al Hospital donde al poco tiempo dejó de existir,
víctima de un infarto al miocardio a la edad de 67 años. Durante
su vida tuvo la posibilidad de elegir ser dos personas pero ante la muerte
quiso ser El Santo y permanecer así para siempre, aun cuando hayan
desaparecido todos los que lo vieron sin máscara. Santo, el demonio, el héroe,
el que nunca leyó completos los guiones de sus películas, el católico
que estudió hasta la secundaria, que pegaba entre las piernas, que rezaba
en cada esquina, que luchaba contra los monstruos, y dejaba que los pequeños
se le acercaran, había dejado en la lucha libre un hueco difícil de
llenar. Su
calidad como ser humano era mayor, en un encuentro en el que hizo pareja
con Franco Colombo, quién resultó con una gran herida en la frente y al
llegar al vestidor se dio cuenta de que todos se habían retirado. El
Santo era el único que lo esperó y lo llevó al médico y se mantuvo a
su lado hasta que lo curaron, incluso lo acompaño a su casa. "El Güero"
Rangel, reconocido réferi, también da testimonio del gran ser humano que
era. Según él, en una ocasión llegó a la arena un señor humilde y le
preguntó si podía hablar con El Santo, Rangel fue a buscarlo y le expresó
el deseo del visitante, a lo cual el luchador respondió que sí, que lo
esperaba. El señor había organizado una función de lucha en el Estado
de México porque necesitaba con gran urgencia dinero, pues su esposa
estaba enferma y requería de una costosa operación. El Santo aceptó
presentarse en la función y al término de ésta, el organizador le
preguntó al Plateado cuánto le debía, alo que este último respondió:
"Mira tráeme un refresco y una torta porque tengo hambre, con eso me
doy por pagado". En agradecimiento este hombre regresó a buscarlo,
ya que gracias al dinero recaudado se salvó su esposa, y le llevó
quesos, mantequilla y crema, que fueron recibidos con gran humildad por el
enmascarado. Filmografía
y personaje interpretado:
En Tulancingo existen dos "monumentos" en su honor, la primera fue una estatua puesta en el crucero Tulancingo- Acatlán, en la administración del presidente Dr. Jorge Berganza Linares, que afortunadamente ya fue retirada de ahí, pues la burda forma de su creación era un aberrante impacto visual.
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