César Tello
Toreaba tan bien a la verónica, que tomó
el mote del inmortal Curro Puya, Francisco Vega. Hubo una vez
una época , en la que aparecieron los "señoritos toreros", tal
vez sea el caso de Cesar Tello, quien dice haber sido hijo de
un padre generoso y no escaso de recursos económicos, el que
siempre estuvo dispuesto a echarle la mano para que lograra su
sueño de ser matador de toros. Este singular personaje
nació en Tulancingo, Hidalgo el 10 de diciembre de 1933 y su
debut como novillero, fue el 3 de septiembre de 1950 en
Fresnillo, Zacatecas con astados de Presillas. Su maestro
fue un viejo torero apodado "El Minuto". Dice que su padre que
era charro, lo llevó un día al rancho de "Cocinillas" en Apan
con el criador de bravo don Heriberto Rodríguez su gran
amigo. Levanta la mirada al cielo y recuerda con nostalgia
a grandes figuras como Manolete, Silverio, Garza y El Soldado
y se lamenta de que en la actualidad no haya vergüenza
torera. Cuenta que en una ocasión, fue a torear a
Guanajuato y los toros llegaron hasta las cuatro de la tarde
poco antes de que iniciara el paseíllo por lo que tuvo que
partir plaza vestido de paisano, ante el asombro de la
concurrencia. Se ha desempeñado como guardaplaza en
Mexicali, como monosabio y mozo de espadas. Alternó con
novilleros como "El Teca" y Jorge Carrillo "El Chavalillo" y
en una ocasión con Ramón Tirado. Todavía hace cinco años,
participó en un festival organizado por la Peña Taurina Mal de
Montera saliendo bien librado del compromiso. Toreó muchos
novenarios y recibió una cornada grave en una axila, siendo
operado por el doctor Mota Velásco. Asegura que aún después de
muerto si es necesario en el mismísimo infierno, seguirá
siendo torero y le hará fiestas "al chamuco"
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